Fue en 1981 cuando se publico el single de debut de Al-dar, ese grupo conocido por ser el primer proyecto de Lapido. El título del sencillo fue "Somos nuevos" y contenía el tema que le daba título e "intoxicación" y fue publicado por el sello Movieplay. A parte de esto y sus diversos conciertos poco se sabe del grupo, para mas detalle verel libro sobre 091 en el que se relata parte de su breve historia.

Aquí anoto un relato extraído de un blog que cita un pasaje de la historia del grupo, no pongo el link por que ya no está disponible:

Fue en un chalet de Colinas Bermejas, una zona residencial de altos vuelos en las afueras de Granada. Se apilaban varios amplificadores de calidad media, junto a grandes mesas con los elementos necesarios para organizar una gran fiesta.

Las invitaciones que todos portábamos en la mano aseguraban que era la presentación del primer disco del grupo Al-Dar (en árabe El Hogar).

"Un grupo de rock compuesto por cinco jóvenes estudiantes granadinos con una carrera impresionántemente rápida, habiendo realizado hasta hoy cuarenta recitales". Recién terminado su primer single, tenían contratados una larga serie de conciertos para ese verano. Pero Al-Dar no sería de esos grupos que terminan su vida artística tan rápidamente como la empiezan. Tienen cuerda para rato. Era lo que aseguraba su hoja promocional, mintiendo, como todas.

Estábamos a mediados de 1981 y en la foto aparecían cinco chavales, entre malencarados y altivos, sacaban pecho para su primera foto pública. Entre ellos, todavía con las marcas recientes de la adolescencia, aparecían los hermanos García Lapido, José Ignacio y Javier, y Cayetano Aníbal, tres nombres que, bajo la luz o las sombras, serían importantes en la música de nuestro país. Serán los principales protagonistas de estas páginas, que no son más que el resumen de sueños y realidades de la música en Granada, desde los tiempos difíciles de entonces a los tiempos duros de ahora. La Gibson SG de aquella fiesta, la misma que tanto gustaba a Frank Zappa y a Angus Young, dijo adios ante miles de personas en mayo de 1996, pero el camino fue largo.

ALDAR

Empeñados hasta las cejas en Musical Callejas, la única tienda que vendía instrumentos eléctricos, unos cuantos chavales con olor a Clearasil, hacían del cuero negro su color y arrancaban notas - pocas- de sus aparatos coreanos, o comprados de tercera mano a las orquestas de pachanga. De allí saldrían posteriormente grupos bien conocidos como TNT, KGB, La Guardia del cardenal Richelieu, Mágic... Y otros tantos que alimentaron la edad de oro del pop y el rock en esta ciudad, a mediados de la década de los ochenta.

Al-Dar, aún siendo de esta camada, partía con algunos metros recorridos. Sabían lo que tenían entre manos y contaban con buenos mecenas. El grupo estaba formado por los hermanos García Lapido (18 y 20 años), Cayetano Aníbal (17), Juan Manuel Leyva (16) y José Román (17). A su lado figuraba un familiar bien situado que posteriormente se convertiría en su manager, y Agustín Rodríguez Ampudia, antiguo componente de Los Angeles y A.R. (cazatalentos discográfico) que fue quien ordenó la situación a la luz de su experiencia profesional.

Lo cierto es que eran los reyes. Llevados en volandas por sus asesores se hicieron rápidamente con un contrato de grabación y hasta alternaron con José Luis Urribarri en el programa Aplauso, aunque luego nunca llegara a emitirse su actuación. Al-Dar, en su breve existencia, marcó varios hitos en la exigua escena local. Lo que se les tenía era envidia, pura y llana envidia. Tenían carteles -posters, como se les denominaba entonces- de los de verdad, grandes y de colores, donde se leía Al-Dar Rock, para que no hubiese confusión. Fueron el primer grupo con un equipo de sonido en propiedad, aunque aquel montón de altavoces resultase ser poco más que impracticable, dado que fueron realizados artesanalmente en aglomerado de madera. "Aquello no había dios que lo moviera, pero imponer, imponía". Contaban con un técnico de sonido propio, Alfonso Conejo fonfi, antiguo miembro del grupo Terciopelo y que sería su ingeniero hasta nuestros días; Tenían técnico, pero poner orden en aquel escenario resultaba sólo al alcance de un premio Nobel en física y acústica. Eso sí, tocaban muchísimo.

El único testamento discográfico que dejó Al-Dar fue el single con Somos nuevos en la cara principal, e Intoxicación por detrás. En este disco habían depositado toda su esperanza. Fue registrado en los estudios Sonoland bajo la dirección técnica de el ex-Angel Agustín Rodríguez. Un periodista se lo llevó para promocionarlo por libre en Madrid, y aún recuerda la cara de horror del pinchadiscos del recién abierto Rockola cuando lo puso. Era un viejo amigo de colegio mayor, Pepo Perandones que, más tarde, se convirtió en un conocido promotor de salas. Lo pinchó momentos antes del primer concierto que allí daban unos palidísimos eseeses que se hacían llamar Gabinete Caligari. El disco pasó completamente desapercibido y no tuvo continuidad, esfumándose con él todas las ilusiones de sus miembros.


No se cita quien es el autor del texto.